La primera persona que pensó en conectar los mares Blanco (Mediterráneo) y Rojo indirectamente a través del Nilo y sus ramales fue el faraón Senusert III de la XII Dinastía, con el objetivo de consolidar el comercio y facilitar el transporte entre Oriente y Occidente.
Los barcos que venían del mar Mediterráneo navegaban por el Nilo hasta Zagazig, y luego se dirigían hacia el mar Rojo a través de los Lagos Amargos, que en ese tiempo estaban conectados al canal.

 

Aún hoy se pueden encontrar restos de este canal en Ginebra, cerca de Suez.