Ascendió al trono a los nueve años de edad tras la muerte de su padre, Akenatón, por razones misteriosas. Tutankamón se casó con su hermana, la princesa Ankhsan Ba Atón, y esto provocó la indignación de muchos, lo que generó una rebelión en torno a la sucesión. Por ello, se vio obligado a abandonar Tell el-Amarna y dirigirse a Tebas.
Gobernó el país desde la antigua capital administrativa de Manaf, y el comandante del ejército, Horemheb, inició una gran campaña para destruir los monumentos de Akenatón y su famoso dios Atón, como menciona el Dr. Hussein Abdel Basir en su libro "Los faraones guerreros".
Bajo presión política y religiosa, Tutankamón adoptó una política de restauración de lo que su padre había destruido, devolviendo a los dioses tradicionales y a sus sacerdotes sus antiguos lugares de culto.
El joven faraón dorado no logró tener un heredero masculino, lo que dejó el trono sin sucesor directo.
El misterio de su muerte sigue siendo uno de los grandes enigmas de la historia egipcia. Muchos consideran que su muerte prematura fue antinatural, ya que su fémur y cráneo mostraban fracturas, y su visir se casó con su viuda y se autoproclamó faraón tras su muerte.
Todos estos hechos misteriosos convirtieron a Tutankamón en el faraón más famoso por sus enigmas y preguntas sin respuesta, siendo considerado por algunos como una de las primeras víctimas de asesinato documentadas en la historia de la humanidad.
Tutankamón murió joven y fue enterrado en su tumba —la tumba 62— en el Valle de los Reyes.